sábado, 18 de junio de 2022

 Está claro que las relaciones personales no son fáciles, ya sean laborales, amistosas, o de pareja...para más inri, no importa cuanto tiempo lleves compartiendo tu vida con tu compañer@, siempre seguirá siendo difícil... Y todo porque nadie nos enseñó cómo ser empáticos, cómo respetar al otro, y cómo crecer nosotros mismos, lo cual es fundamental.

Miro a mi alrededor, y miro dentro de mí, y veo tantas dificultades....y siento impotencia por no poder hacer nada por el otro, no le puedo cambiar para que acepte que para su hijo, él no es ya su prioridad, no puedo hacer nada para que los demás sean comprensivos con él, no puedo hacer nada para poder darle esa poquita de empatía que le falta, y me duele, porque a mí me duele lo que a él le duele, es así. Quisera tener una varita mágica y darle a cada uno lo que necesite, o quitarle lo que le sobra, para poder ser más feliz...aunque no estaría de más empezar por mí misma. 

Quisiera tantas cosas...quisiera quitarle esa responsabilidad excesiva que no le deja dormir, quisiera enseñarle en un día y de golpe que no tiene la obligación de ser fuerte, que puede expresar sus miedos, sus temores, sus preocupaciones, que puede expresar sus sentimientos...sí, los hombres también pueden hacerlo, son PERSONAS, y tienen derecho a todo ello. Maldita la hora en la que les enseñaron que los hombres no debían llorar ni ser sentimentales. Quisiera hacerle comprender que su padre lo hizo lo mejor que pudo y que supo, pero que no por eso tiene que ser una calcamonía exacta de lo que es su padre, que debe estar agradecido por todo lo que le han dado, pero que los hijos, a mi parecer, igual que aspiramos a tener una mejor vida que la que nuestros padres tuvieron, también debemos aprender a ser mejores, en cuanto a inteligencia emocional, algo de lo que la sociedad está muy necesitada, dicho sea de paso.

Por eso me ha dado por idealizar a alguien que ni si quiera sabe que existo, por mucha sensibilidad que desprenda encima de un escenario, por mucha humildad y sencillez que desprenda...no le conozco en su casa, en el día a día, pero he decidido imaginar que es un tío sensible, que expresa sus emociones y sus sentimientos, y ESO, precisamente, es lo que yo anhelo. No anhelo a alguien que ni si quiera conozco, anhelo eso que desprende, anhelo esa sensibilidad y capacidad para expresar las emociones...anhelo.

Claro que conocerse a uno mismo es difícil, es enfrentarte a tus miedos, enfrentarte a aquello que por algún motivo nuestro propio yo desconoce, es enfrentarte a esa parte que rechazas de ti y ni si quiera eres consciente de que lo haces...es difícil y duro, pero también necesario. Y ahí estoy, intentando reunir la valentía para enfrentarme a ese yo que ni si quiera sé que existe...porque de todas las mujeres que habitan en mi, juro que hay algunas qu yo ni conozco...

No hay comentarios:

Publicar un comentario