Y después de semejante tormenta, se fue a la cama, cerró los ojos, él la rodeó con sus brazos, y ella se durmió con el susurro de su voz diciéndole al oído: "Claro que me importas tonta, y claro que te quiero, exactamente de la misma forma que tú a mi".
No hay comentarios:
Publicar un comentario