sábado, 11 de septiembre de 2021

Ideales

Últimamente tienes una manía muy fea de idealizar. 

Vale que nunca te has enfrentado a esta situación, a convivir con la misma persona un día tras otro, a enfrentar vuestras diferencias, a aprender a vivir con el otro, y con sus demonios. 

Vale que lidiar con la rutina y con la monotonía es difícil, pero sé sincera contigo misma y contesta a estas preguntas: ¿acaso crees que con ese que desprende tanta sensibilidad y romanticismo sería diferente? ¿o que con aquél con el que todo era una montaña rusa de emociones, y derroche de pasión hubiese sido distinto?

Deja de imaginar, deja de idealizar, porque esta es la vida real querida, donde la convivencia todo lo transforma, donde el día a día, y descubrir de verdad como es el otro compite con la magia, y no se puede vivir en un estado eterno de enamoramiento gilipollezco y romanticismo al más puro estilo de Pretty Woman, porque nadie va a venir a rescatarte en una limusina blanca con rosas. Aprende a rescatarte solita princesa, y aprende a idealizar esa sonrisa traviesa con la que duermes cada noche. Muévete del sofá de la costumbre en el que te has sentado, y haz algo para evitar esas ensoñaciones que tienes despierta, esos ataques de romanticismo ideales, y ese volver al pasado constante que tienes, porque ni él era el típico  Don Juan, ni tú eres una princesa de cuento. 

Aprende a diferenciar tus conflictos, que los tienes, y a lidiar con ellos. Pero aprende también a diferenciar esos conflictos, del ideal que estás haciendo de lo que pudo ser y no fue, porque de haber sido, la rutina, la monotonía, y la caída de vendas también habrían llegado, hasta con el mismísimo Richard Gere habría llegado, por mucho que quieras pensar que no, y que con aquel de ojos verdes hubiera sido diferente, porque NO lo habría sido, como no lo fue con los barcos que ya se te hundieron. 

Hurga dentro de ti, por más que no te guste, pero hazlo, porque sólo así podrás enriquecer tu vida. Averigua porqué esa necesidad de romanticismo constante, y de idealizar lo que no fue. Y valora lo que tienes, porque si algún día se te va, entonces es cuando lo vas a lamentar. Usa las herramientas que tengas, busca nuevas, invéntalas, pero hazlo. 

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