jueves, 6 de noviembre de 2014

El lugar de los buenos corazones

Llegó, y se sentó en una roca.
A los pocos minutos sintió una presencia a su lado, de pie. Miró, y era él. Tenía una sonrisa dibujada en sus labios, limpia de rencores, de dolores, y sin rastro alguno de los zarpazos que un día la vida le dio.
Ella le devolvió la sonrisa, también limpia del dolor que él le causó.
Con un gesto, le indicó que se sentara a su lado.
"¡Hola!"
"Hola"
Luego...silencio. Se quedaron largo rato contemplando ese mar que un día compartieron sus miradas enamoradas, sus corazones en aquel momento sanos.  Al cabo de unos minutos...
Ella: Te he estado buscando mucho tiempo.
El: Lo se, pero buscaste en el lugar equivocado.
Ella: Eso parece. Te buscaba en él, pero no era allí donde estabas, te buscaba en fotos, en contactos relacionados con él, incluso después de mucho tiempo, te seguía buscando en alguien que ni si quiera tiene el mismo aspecto que cuando tú estabas con él. No sabía que existía este lugar, no sabía que estabas aquí, te busqué allí donde te perdí, fue frustrante, tuve que dejar de buscarte por culpa de aquellas heridas, de aquellas sinrazones.
El: También lo se, no vuelvas allí, no estoy allí, no tuve la culpa, él mismo me echó, y quise quedarme aquí, donde un día también nos sentamos juntos, pero tú nunca viniste, a pesar de haberte llamado, me colaba en tus sueños, ¿Cómo no te diste cuenta? ¿Cómo no acudiste a mis llamadas? sabías que teníamos una conversación pendiente.
Ella: No sabía que estabas esperándome aquí. Creí que habías muerto...Creía que era mi subconsciente el que te invitaba a mis sueños sin permiso. Nunca has estado ausente, siempre venías, como tú bien has dicho, en forma de sueño, de pensamiento, de recuerdo... incluso cuando te desvanecías, siempre encontrabas la forma de colarte...
El: ¿Qué hay ahora?
Ella: ¿Ahora? Ahora ya no hay nada, los recuerdos cada vez son más difusos, más lejanos, más borrosos, más espaciados en el tiempo...No es tu culpa, tú solo has sido una víctima más.
El: Lamento que me borres de tu memoria por culpa de él.
Ella: Lo se, pero no puedes estar conmigo por siempre, no puedo creer en algo que ya no existe, él decidió echarte, pero yo se que exististe, intentaste imponerte, pero él era demasiado fuerte, sé que lo intentaste con fuerza, las pocas que te quedaban, porque él cada vez se hacía más grande, no fue culpa tuya, tranquilo.
El: Sí, es cierto, lo intenté, y a veces lo logré, no quiero que borres esos recuerdos, esas pocas veces que logré conquistarle, y en consecuencia, hacerte feliz a ti.
Ella: No te preocupes por eso, sé que exististe, sé que fuiste tú el creador de todos aquellos momentos, y hay cosas que no tengo porqué olvidar. Recuerdo cuando me ayudaste a tomar aquella decisión que ahora se ha convertido en uno de mis mayores y mejores recuerdos, aquello, en gran parte, te lo debo a ti. Eso no se me puede olvidar, ni quiero.
El: Eso me deja más tranquilo. Existí, fui real, solo que no conseguí sobrevivirle a él...
Ella: Era demasiado destructivo para ti.
Después de otro momento de silencio...
El: ¿Cómo estás ahora?
Ella: ¡Bien! Aprendí mucho de todo aquello, y me hice un poquito más fuerte, más consecuente, aquello me hizo tener más claras las cosas, y me hizo un poquito más valiente.
El: ¿Debo alegrarme entonces?
Ella: Ya todo pasó, si estás contento porque sucediera, entonces sí, debes alegrarte.
El: ¿Le guardas rencor? ¿Te queda algún resquicio de dolor?
Ella: No, ya no. Me costó mucho superarlo, pero ya no hay nada, ni rencor, ni odio, nada.
El: ¿y con respecto a mi?
Ella: ¿Tú? Sinceramente...yo ya no se si tú exististe, o eres solo un sueño que yo tuve...pero hay gente que no consigues olvidar jamás, no importa el tiempo que eso dure...Tranquilo, ahora sé que sigues aquí, en un buen lugar, a salvo de aquel que te expulsó del lugar que te pertenecía, a salvo de aquellos recuerdos que le destrozaron. No podías vivir mucho más con él, realmente, no era ese el lugar que te correspondía, tu lugar está aquí, el lugar donde los corazones buenos se refugian cuando intentan destruirlos, cuando los expulsan de un cuerpo casi maldito, ahora sé que estás a salvo. Ahora puedo volver tranquila sabiendo que estás aquí, este sí es tu sitio.
Ella se levantó, no sin antes acariciar su rostro por última vez, y clavar sus ojos oscuros en aquel otro mar verde donde a ella, hace ya mucho tiempo, le gustaba perderse...
El: ¿Ya te vas?
Ella: Sí, tengo que volver. Me esperan, yo conseguí sobrevivir, yo decidí quedarme con ella, jamás la abandoné, por muy destruida que estuviera, tengo que volver con ella, es mi deber, y es lo que quiero, porque la quiero.
El: Aquí estaré, puedes venir a verme siempre que quieras.
Ella: Prometo recordarte a ti, a todo lo bueno, pero debemos seguir adelante. Solo vine porque se lo debía, pero dudo que vaya a regresar. Solo cuando me corresponda, que será cuando deje de latir, y espero que ese momento esté muy muy lejos. Sé que ella no me abandonará. Debo irme, me está esperando.
El: Dile que lo lamento, que yo quería quedarme, que lo intenté con todas mis fuerzas, lo prometo.
Ella: No es necesario que lo prometas, ella lo sabe. Es consciente de todo. No te preocupes, yo te prometo intentar mantener vivo tu recuerdo, aunque sea a ratitos, ahora debo irme. Gracias por recibirme, él allí nunca quiso
El: Sé feliz, es lo que quiero, y lo que él hubiese querido si no me hubiese echado...Sé feliz, y cuídate como hasta ahora lo has hecho.
Ella se levantó, le dedicó una última sonrisa, y se marchó sin mirar hacia atrás...nunca más.